Iceland 27/05/2025
Hoy tratamos de entender cómo organizar y sacar partido a
las actividades educativas sostenibles encaminadas a la reflexión sobre el
medio que nos rodea. Para ello, nos ponemos de ruta bien temprano hacia el
llamado Círculo Dorado.
La primera visita es al Parque Nacional de Thingvellir, resultado
de enormes erupciones volcánicas, flujos de lava y glaciares en proceso de
deshielo. Maravilla de la geología, aquí se fundó el gobierno islandés, siendo
clave este lugar en la cultura local, los colonos noruegos asentaron aquí la
primera comunidad que se conoce. Aquí se puede nadar entre dos placas
continentales, y paseando, pude tocar la placa tectónica americana, que aparece
como el gran muro en la serie Juego de Tronos.
Nuestra experta guía islandesa nos va explicando con gran
sentido del humor el paisaje y su conexión con la historia y cultura del país,
con una mezcla de orígenes nórdicos y celtas, desde sus creencias hasta su
economía. Llegamos al valle de Haukadalur, a unos 90 kms de Reikiavik, que es
un valle geotérmico. Desde la distancia se contemplan las columnas de humo y
los colores de la tierra, amarillos, verdes y rojos, producidos por el azufre, el
cobre y el hierro. Es una zona famosa de géiseres, en el que uno de ellos lanza
un chorro impresionante cada 10 minutos. Las fuentes termales son básicas en
este país, siendo la forma en la que calientan sus hogares y la manera de
obtener agua caliente, que, por cierto, huele a huevos podridos. Bien se puede
perdonar este olor a cambio de un baño en una de las múltiples piscinas
naturales geotérmicas o a cambio de comer un pan artesano horneado en el
interior de la tierra.
Seguimos nuestra intensa ruta en Gullfoss, o Cascada
Dorada, que en 1907 casi se convierte en una presa hidroeléctrica, por
tanto se puede imaginar la fuerza con la que cae el agua en verano, y que una
joven islandesa luchó por salvar la zona y devolverla al pueblo islandés, algo
que sucedió finalmente en 1979. Esta mujer se considera la primera activista
por el medioambiente en Islandia.
Como parte de nuestro curso, hacemos una parada en una
empresa local que produce el 40% del tomate que se consume en el país. Se trata
de un negocio familiar que poseen varios invernaderos y restaurante donde se
saborean latos como la sopa de tomate y toda clase de bebidas hechas con esta
fruta, por ejemplo, cerveza de tomate. En Fridhrimer Greenhouse, nos
explican el cultivo sostenible del tomate, desde el uso de abejorros para la
polinización y de moscas para protegerlo de otros insectos, hasta el uso de las
aguas termales, así como el consumo local de este manjar.
Al lado, vemos una granja de caballos islandeses, especie
protegida y muy valorada.
Por último, y tras una breve visita a la preciosa cascada
de Faxi, literalmente cola de caballo, en islandés (es la foto que
parece hecha con Inteligencia Artificial, con las flores de color púrpura,
llamadas lupino nootka), nos acercamos a nuestro último punto de visita:
el cráter Kerid, donde hicimos una sencilla ruta por el borde de a
impresionante caldera.
Volvemos a la capital exhaustos tras una larga jornada
aprendiendo sobre cultura, política, economía, medio ambiente, religión y
naturaleza en estado puro, entendiendo cómo esa mezcla configura la sociedad
islandesa y haciéndome pensar en formas de integrar el medio natural que rodea
La Solana en mis clases de inglés y viceversa.
Isabel Pasarón.