Tras un descanso para comer, nos acercamos a Seltún, un área
geotermal situado en la península de Reykjanes con un enorme parecido a un
paisaje lunar. Con su grava roja y sus fumarolas humeantes, el lugar está
plagado de pozas de barro, fumarolas y fuentes termales. Después de la visita,
nos acercamos al faro donde están los acantilados de Valahnúkur, que alberga
una gran colonia de aves silvestres y donde hay una escultura dedicada al alca
gigante, una especie de pingüino, tristemente conocida por ser la única
ave que se ha extinguido en Islandia (la última data de 1844).
Finalmente nos acercamos a un curioso lugar donde coinciden
las placas tectónicas de Euroasia y Norteamérica y que se separan
constantemente unos 2 cm por año. Este es el motivo por el que la península
ofrece una actividad volvánica permanente y los terremotos no son raros aquí.
Por la tarde, decido hacer un tour opcional por un volcán que erupcionó por última vez en 2021, el Fagradalsfjall. Tuvo su primera erupción en aproximadamente 800 años el 19 de marzo de 2021, marcando el inicio de una serie de erupciones en la zona. La inmensa lengua que dejó impresiona, pero al menos no hubo que desalojar a nadie alrededor. No se puede decir lo mismo de la localidad de Grindavik, que se ha convertido en un pueblo abandonado tras la erupción del volcán Sundhnúksgígar (también en la península de Reykianes). El Gobierno ha comprado las casas de gran parte de la población de este pueblo pesquero para que no regresen a sus casas e impresiona ver a través de los cristales las casas vacías, sin vida. Me he acordado irremediablemente de La Palma…Ojalá y estos sucesos no ocurrieran, pero la naturaleza es incontrolable.