A la 1 pm comienza el curso “Nature everywhere” y, como
primera toma de contacto, decido pasear por el centro de Reikiavik para
situarme y conocer algunos de los lugares más representativos de la capital
islandesa: el edificio Harpa. Situado en el paseo marítimo, destaca por su
impresionante fachada formada por un entramado de hexágonos de cristal que
simulan las escamas de un pez. Este edificio con una magnífica acústica es un
centro de conciertos y conferencias de la ciudad; el mercado Kolaportid,
curioso por la comida local que venden, como carne de caballo, huevos de
avestruz o el pescado seco islandés (normalmente bacalao). Secado al aire
libre, se come con mantequilla y se considera un manjar;
o Hallgrímskirkja, una de las iglesias más sorprendentes que he visto
nunca, destaca por su arquitectura inspirada en las columnas de basalto propias
de esta tierra de hielo y fuego.
Tras este recorrido, me dirijo al Hotel Centro Plaza donde
tendrá lugar el inicio del curso. Comienzan las presentaciones, introducción a
los contenidos del curso y actividades para romper el hielo. Descubro que hay
más de once nacionalidades entre los 45 participantes: Alemania, Italia,
Austria, isla Reunión, Martinica, Hungría, Eslovenia, etc.
Tras un descanso para degustar productos de nuestra tierra y
compartirlos con nuestros compañeros europeos, hacemos una ruta guiada por
Reikiavik donde se afianza todo lo que previamente había recorrido durante la
mañana, más el paseo por el río Tjörn, donde patos, gansos y cisnes compiten
por la comida que le lanzan los visitantes o la plaza Austurvóllur, donde se
encuentra el parlamento islandés.
Con esta ruta guiada ofrecida por la escuela finaliza
nuestro primer día de curso.