El último día del proyecto Erasmus+ en Estonia ha sido muy largo y variado. Al levantarnos, parecía que lo único que teníamos que hacer era volver a casa, pero para nada ha sido así. Ha sido bastante entretenido. A las 9 de la mañana nos encontramos profesoras y alumnos con las maletas ya preparadas en el instituto. Nos llevaron al aula una vez más para llevar a cabo la última actividad con el resto de alumnos estonios. Se notaba cansancio en el ambiente tras toda la semana y la fiesta de la noche anterior, pero como buenos profesionales, los jóvenes de ambos países dieron la talla de nuevo.
Hoy tocaba la charla de una activista estoniana que pertenece a “Fridays for Future”, la ONG que fue creada por la adolescente Greta Thunberg y que ha tenido tanta influencia a nivel mundial. Su objetivo es proteger el medio ambiente y presionar a los distintos gobiernos para tomar acción de una vez y de manera eficaz. Tras la presentación de esta joven, los alumnos han tenido que hacer unas pancartas de protesta por la situación ambiental de nuestro planeta, pidiendo medidas que impidan su contaminación y el uso del petróleo de esquisto. Han trabajado de nuevo en equipos buscando en Google cómo expresar sus ideas en inglés y estonio, haciendo dibujos con ceras y témperas, y utilizando pegatinas que la activista les había dado previamente. Durante unos minutos, han sido activistas ecologistas.
Después de un tentempié de bombones, nos bajamos al comedor donde nuestros compañeros y amigos estonios nos invitaron a comer antes de salir de Tallín. Tras la comida, vinieron las despedidas a las puertas del instituto Saksa Gümnaasium, los abrazos y deseos de volver a vernos pronto. Tres taxis nos llevaron al aeropuerto y cogimos el vuelo que nos llevó hasta Frankfurt, ciudad financiera de Alemania.
Una vez en Frankfurt, empezó la última y fugaz aventura de estos 7 jóvenes y sus dos profesoras en el programa Erasmus+. Resultó que teníamos casi 6 horas de espera para el vuelo y nos enteramos de que había un tren que nos podía dejar en la ciudad en tan sólo 15 minutos. No lo dudamos y allá que fuimos, pero como toda aventura, siempre surge algún imprevisto que puede dar más intriga a la misma. El tren tuvo algún problema y tuvimos que hacer la última parada que nos faltaba a pie. Nos lo tomamos con humor y nos fuimos caminando hasta el centro de Frankfurt, donde nos hicimos fotos muy chulas en la preciosa e imponente Plaza Römemberg, en la catedral y al lado del Puente de Hierro a la orilla del río Main. Tal y como nos explicó nuestra Lucía, a Frankfurt se le conoce como el “Mainhattan” de Alemania por sus numerosos rascacielos y por el nombre de su río, ya citado. Nos entretuvimos un pelín con las fotografías y tuvimos que darnos prisa para volver al tren en Hauptbahnhof, pero al ritmo de la canción “Cuando zarpa el amor” de Camela, lo hicimos con brío y llegamos sin problema a la estación.
Sin embargo, la ciudad no quería ponérnoslo fácil para irnos…, quizá quería que nos quedásemos un pelín más allí porque de nuevo hubo algún problema con el tren y se retrasó 20 minutos. Menos mal que habíamos decidido volver con tiempo de sobra por si surgía algún otro imprevisto y nos dio tiempo a pedirnos unas salchichas alemanas y unos “bretzels” de postre en el aeropuerto. Y también tuvimos tiempo para más fotos divertidas de última hora…
La aventura terminó con el vuelo a Madrid. También tuvo sus momentos animados con alguna fotografía robada mientras que alguien dormía, con una puerta que no se abría para coger una chaqueta y con alguna que otra turbulencia. Para nada fue un vuelo aburrido. Llegamos a Madrid a las 11:30 de la noche y nos fuimos a recoger las maletas. Esta vez no hubo problema con ninguna y salimos afuera, donde el conductor de autobús solanero nos estaba esperando. Esta vez, sí caímos todos en un profundo sueño. Nuestros cuerpos lo habían dado todo en la aventura de este proyecto Erasmus+.
Cuando llegamos a las puertas del IES Clara Campoamor, nos encontramos con los padres de nuestros alumnos y nos despedimos muy satisfechos y contentos por haber compartido esta experiencia juntos. Ahora toca preparar todo para recibir a nuestros amigos estonios por todo lo alto en unos meses.