"Escribir sobre el lugar que hemos visitado hoy el grupo Erasmus es algo complicado cuando se podría escribir tanto.
Amanecemos muy temprano para desplazarnos hasta Pompeya en autobús junto al resto de países, ya todos hermanados como si nos conociéramos desde hace mucho. Alumnas y alumnos italianos hacen de traductores para la guía que nos acompaña, una guía excepcional, ya que se trata de una antropóloga física que trabaja en el laboratorio de la excavación y que nos enseñará, de manera exclusiva, cómo trabaja y materiales que no están abiertos al público.
Las profesoras italianas ejercen de perfectas anfitrionas, explicándonos detalles y respondiendo a las preguntas que se nos ocurren a borbotones sobre los últimos días de aquellas gentes que tuvieron que huir de sus hogares o fallecieron de forma instantánea ante la erupción del volcán Vesubio en el año 79.
Una excavación de esta magnitud la podemos analizar, como así hacemos dentro de los cuestionarios y foros que vamos completando en la plataforma Etwinning estos días, como una salida profesional de primer orden para el alumnado de los centros educativos de la zona, dando muchas oportunidades laborales a distintos niveles profesionales, desde profesiones dedicadas a la excavación en sí, hasta la recuperación de piezas, profesionales de la antropología, la arqueología y tantos otros, pero, especialmente nos explica una de las compañeras italianas, lo complicado es el mantenimiento de las excavaciones.
Por otra parte, la excavación supone una importante inyección económica a la zona, ya que los visitantes, además de pagar la entrada o comprar souvenirs en las tiendas de los alrededores, deben alojarse en la zona, comer, y de paso visitar otros lugares importantes. Por tanto, dentro de nuestro proyecto Do, Develop, Donate, estas visitas de estos días son fundamentales para entender la economía local y el impacto del entorno en el proyecto educativo de los centros.
Exhaustos por la caminata amenizada por una intensa lluvia durante una gran parte de la visita, el equipo italiano nos invita a comer una deliciosa pizza margarita en un restaurante cercano. Luego nos encaminamos a la villa de San Marco, en los alrededores de Nápoles, que mantiene muy bien conservados los frescos, llenos de colores ocres.
Llegamos al hotel con ganas de descansar y dormir una rato, si nos deja el Síndrome de Stendhal que nos ha causado una visita tan especial."