Hola de nuevo. Hoy como estaba previsto nos hemos desplazado a Toledo, ciudad imperial y a Consuegra, población manchega, según teníamos previsto en nuestro programa, vamos a contar cómo ha ido el día.
Empezamos a contar en el mismo Toledo, donde nos hemos encontrado con una sorpresa, Alejandro se ha unido a nosotros, nos ha esperado con un pan que ha traído para compartir entre todos, hechas las presentaciones y pasada la sorpresa iniciamos la visita.
Lo primero que hacemos es una visita panorámica con el autobús, desde el que podemos observar la situación privilegiada que tiene la ciudad, rodeada en tres cuartos de su perímetro por el río Tajo, que le confiere una situación estratégica y defensiva muy ventajosa. A pesar de que las vistas son muy bonitas, siempre se pueden mejorar, y si no os lo creéis aquí se demuestra.
Desde este punto de vista hace cientos de años El Greco pintó a la ciudad que lo acogió. Si bien ahora la ciudad es más grande y más moderna, el centro histórico apenas ha cambiado su "skyline".
El grupo al completo en el mirador. Es un placer compartir estos momentos.
Una vez terminada la panorámica nos disponemos a subir a la ciudad. Desde la parte baja, accedemos a las escaleras mecánicas, que nos facilitarán salvar el gran desnivel entre la parte baja y el centro histórico.
Ya en las primeras calles, estrechas y empedradas podemos ver vestigios de la riqueza cultural de la ciudad, fruto de la convivencia en relativa armonía entre tres culturas bien diferentes, la musulmana, la judía y la cristiana a lo largo de la historia de la ciudad.
San Román, iglesia que actualmente es sede del museo visigodo y según el guía, la gran desconocida de Toledo. El modo de construir los muros de los edificios es característico de la ciudad y recibe el nombre de aparejo toledano, consiste en alternar hiladas de ladrillo con paños más o menos grandes de piedra, la torre muestra inequívocamente influencia mudéjar.
El arco de herradura, tan relacionado con el arte musulmán, en realidad fue adoptado por los andalusíes de los visigodos, que lo utilizaban con anterioridad.
El interior del ahora museo es impresionante, con el artesonado mudéjar, los arcos de herradura, las paredes decoradas con frescos de la más variada temática; podemos encontrar motivos cristianos, caracteres árabes cantando las alabanzas de Alá o frescos de Salomón y David directamente relacionados con las creencias judías, la cabecera del templo está realizada al estilo renacentista español, plateresco; toda esta mezcla, lejos de resultar discordante, da una complejidad en armonía que habla de respeto y tolerancia.
Los alumnos y profesores atendiendo a las interesantes explicaciones del guía.
La Catedral Primada de Toledo, impresionante edificio, gótico español, en el que prima la anchura frente a la altura de otras catedrales europeas.
En este momento salió el sol, cosa que agradecimos, puesto que incluso llegó a llover, aunque no demasiado y el día era algo frío.
El altar mayor de la Catedral, es sobrecogedor. En una época en la que muy poca gente sabía leer y escribir y el acceso a los libros era difícil para la mayor parte de la población, las enseñanzas religiosas y de los textos sagrados se hacía mediante la representación de los pasajes bíblicos en esculturas y pinturas que adornaban las iglesias, así, en este altar mayor, aparte de las imágenes de advocación del templo se pueden observar multitud de pasajes de la Biblia.
Desde los pies del templo se puede ver la grandiosidad del recinto, construido sobre el solar donde se situaría la mezquita aljama de los musulmanes y anteriormente el templo cristiano visigodo. Curiosamente, es en esta catedral el único templo en España donde se sigue celebrando la misa según el rito visigodo, muy anterior al católico romano que se viene realizando en la actualidad.
Tras el tiempo libre para comer y realizar algunas compras o pasear nos juntamos en la Plaza de Zocodover para volver la autobús.
Y llegamos a Consuegra, desde cuyos oteros, donde se sitúan los famosos molinos de viento, podemos ver el paisaje manchego en toda su plenitud y planitud. La fortaleza de origen musulmán destaca sólida en el cerro.
Pero sin lugar a dudas, los reyes están fuera del castillo, son los molinos, gigantes en la inmortal obra de Cervantes, y motivo de que hayamos hecho aquí una parada, obligada si pensamos en el motivo de nuestro proyecto "Nuestro pan de cada día", "Unserer täglisches Brot".
Una prolongada sequía, que dejó los molinos hidráulicos sin posibilidad de funcionamiento, fue la causa de que estas instalaciones aparecieran en el paisaje manchego, seña de identidad de esta tierra sencilla.
Línea de horizonte completamente horizontal, la vista se pierde a lo lejos, casi sin ningún sitio donde fijarse, corriendo libre como el viento, esa fuerza que a lo largo de mucho tiempo ha movido las aspas de estos molinos, moliendo así el grano para cocer el pan que alimentó a tanta gente.
Valgan estas pocas palabras para rendir homenaje a nuestros abuelos y a los abuelos de nuestros abuelos, que nos han enseñado cómo hacer el pan, que nos ha alimentado a lo largo de la historia y ahora, nos ha permitido unirnos en un proyecto común, que nos está enseñando lo parecidos que somos a pesar de nuestras diferencias.
Ha sido un gran día, y aún queda semana. Hasta pronto.