Movilidad del Proyecto KA1 de Erasmus+ del IES CLARA CAMPOAMOR, realizada por Amparo Gramuntell Gómez. El curso se desarrolló en Florencia y tuvo lugar del 9 al 14 de agosto del 2021.
El título del curso es: “Universal Design for Learning (UDL) and Differentiated Instruction: Addressing the Diverse Needs of All Students” (Diseño universal para el aprendizaje (UDL) e instrucción diferenciada: abordar las diversas necesidades de todos los estudiantes).
El viaje comenzó el fin de semana, cogiendo un vuelo directo desde mi Valencia natal hasta Pisa (no hay vuelos directos de Valencia a Florencia, y tuve que elegir entre volar a Pisa o a Bologna, y como ya conocía esta última ciudad por haber volado anteriormente cuando estuve de Erasmus en Italia mientras finalizaba mis estudios universitarios de Filosofía, decidí volar a Pisa).
Una vez en el aeropuerto de Pisa fue muy fácil comprar un billete para el primer autobús que salía hacia Florencia, además, se cogía justo en la puerta de la salida del aeropuerto. En poco más de una hora estaba en Florencia, aunque tuve que coger un tranvía y después un taxi para llegar hasta el apartamento donde me alojaría, ya que el centro de Florencia está muy restringido al tráfico. Aunque parece mucho medio de transporte, todo fue encadenado y muy sencillo.
Los tres primeros días del curso, el horario era de 2 a 6 y media de la tarde, un horario nada habitual en España para un curso de formación, así que la adaptación de horarios tuvo que ser bastante radical, aunque debo decir que fue bastante rápida y natural (“nada como las rutinas para estar centrada”, pensé). Introduciendo una nota lingüística y cultural (cuán amalgamadas están la lengua y la cultura, ¿verdad? ¡Ni que decir si además unimos a este dueto de “lenguaje y cultura” el de “realidad y emociones”!), cabe decir que los italianos dividen la tarde (nuestra tarde española) en dos: la primera parte de nuestra tarde se llama “il pomeriggio” y la segunda (hasta la noche) “la sera”.
Pues bien, mi curso tenía lugar durante il pomeriggio, y como estaba instalada en un apartamento, aproveché la mañana del primer día de curso para localizar el supermercado más cercano y comprar aquello que necesitaba para el apartamento. Resultó ser un Carrefour Express (Florencia tiene el centro plagado de pequeños supermercados de esta cadena francesa), donde, por cierto, los precios eran desorbitados. Así que pronto descubrí otra cadena de supermercados más conveniente y muy presente en el centro: CONAD, que además es una tienda minorista italiana que empezó siendo un sistema cooperativo.
¡Light lunch (perdón, comida ligera -ya me estaba preparando para las clases- y al curso! (Nada de siesta, of course)
Las clases del curso eran en la Europass Teacher Academy en Florencia, donde la academia acababa de inaugurar una segunda sede (además de la anterior), y en esta nueva localización tocó empezar mi curso. La ubicación inmejorable: a 1 minuto caminando de la basílica de la Santa Cruz (Santa Croce, en italiano), probablemente la iglesia franciscana más grande del mundo (y a 10 minutos andando del Duomo). Gran parte de ese primer día de curso se dedicó a las presentaciones, tanto del curso en sí, como de la profesora y de los compañeros, así como de los respectivos centros educativos de procedencia. Así que os los presento: Jackie McCann, la teacher, que venía de Dublín, y asistiendo al curso éramos 13 compañeros de tres nacionalidades, con un total de 4 profesores y 9 profesoras. De Polonia venían Anna y Margaret; de Holanda (extrañamente de un mismo centro) venían siete compañeros: Hilgo, Chris, Liz, Lennart, Gabrielle, Mireille y André; y de España estábamos Rafael y Ana (de Madrid), Sandra (de Mallorca) y yo (¡del IES Clara Campoamor de La Solana!). Respecto a los perfiles del profesorado que realizábamos este curso, todos éramos de secundaria salvo un maestro de primaria, y las especialidades docentes incluían: Biología, Matemáticas, Inglés, Economía, Diseño 3D, Italiano, Educación Física, Lengua y Literatura Española y Filosofía (yo).
El curso consistiría en una semana de clases, además de dos actividades culturales: un walking tour por Florencia a mitad semana y una excursión de un día entero el sábado.
El primer día fue agotador: por el horario, por el verano y las elevadas temperaturas (qué calor hizo en Florencia toda la semana), por realizar el curso a mitad de las vacaciones, por el esfuerzo de seguir las clases y las presentaciones en inglés y porque la sala del nuevo edificio donde dábamos las clases tenía muchísimo eco y resultaba muy difícil entendernos cuando hablábamos (además de acostumbrarnos al acento de cada uno). En fin, ese día no había quién me moviera.
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